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En busca de la América Sagrada: La profecía del águila y el cóndor (Fragmento).
 
 
 
 
 

 

 

 

 

Autor: Flechador del cielo Aguila blanca (Seigunabi) 

En proceso de creación.​

 

En silencio llegaron. Como espejo negro del cielo estelar, sobre las misteriosas aguas del Titi Khar'ka suyt'u (en lengua aimara; el lago Titi caca) se encendían las luces de innumerables teas. Antorchas que abrían el paso de tantas canoas  camino a Intiqarka tishqu (en quechua; Isla, peñón del Sol), manchando con pequeñas luces esa  noche oscura aquí en la Tierra.

Nuestros señores y señoras ancestros que habitan en Chicomoztoc tzentzonhuitznahuac ( constelación de las siete que están;  nombre con que los tolteca se referían a la constelación de Orión, de la cual contaban los abuelos es su origen espiritual)  aquel día, seguro estarían observando atentos desde su lejana morada, que es el Semanahuac yolotzin  ( dicho en lengua nahuatl; honrado corazón del universo); acaso igual que los amauta aimara (Los sabios, hombres de conocimiento del pueblo aimara) y hasta el Huillac Uma (Sacerdote principal de los Inca),venido especialmente desde Qsco Marca (antigua capital incaica; la actual ciudad del cusco) para presidir tan especial ceremonia, en los templos del Sol a la espera de sus muchos invitados;  atendiendo también los mensajes de aquel espacio lleno de estrellas en constante movimiento; interpretando junto con sus antepasados los designios que iban tramándose con el desarrollo de aquel crucial evento.

Desde las más lejanas tierras del Abya Yala (nombre original del actual continente americano para los Kuna; cultura nativa de Centroamérica y Colombia. Dicha palabra significa literalmente; Tierra de sangre viva ó Tierra madura).  Procediendo de las diferentes latitudes de la confederación del Anahuac (El Abya Yala ó continente americano desde Alaska hasta el norte de Colombia, según el actual criterio de los guardianes de la tradición nativa) y de la confederación del Tawantinzullo (desde el centro de Colombia hasta la Tierra del fuego en la actual Argentina.), arribaron los representantes espirituales de innumerables pueblos; algunos hasta hoy sobrevivientes y otros más que no corrieron con la misma fortuna. Por nombrar sólo a algunos, llegaron desde el norte distante los achomawi, los accohannock, los apache, los aravaco, los cherokee, los cheyenne, los lakota, los yaqui, los catawba, los chinanteca, los comanche, los corneja, los creek, los hopi, los huron, los inuit, los iroquese, los dakota, los lenape, los pawnee, los pipile, los miami, los mohicano, los mojave, los navajo, los Pies negros, los potawatomi, los seminole, los hawnee, los sioux, los yaqui, los raramuri, los huirrarica, los cascane, los tecuescue, los zacatenco, los purépecha, los chori, los cora, los tlaxcalteca, los mazatenco, los descendientes del pueblo olmeca, los sabios maestros toltecas, la confederación de los diversos pueblos maya, los nahua, los zapoteco, los tajín, los otomí, los mixteco, los mixe, los mexica, los chichimeca, los tlaxcalteca, los tzotzil, los tzeltal, los tojolabal, los lacandone, los mame, los zoque, los chiapas, los boricua,  los caribe. Desde el norte próximo y de los cuatro puntos cardinales de la confederación del sur se hicieron presentes los awá, los tayrona, los kogui, los Hum kaka, los wiwa, los kankuamo,  los muisca, los chibcha, los calchaquí, los conchuco, los cofán, los siona, los embera, los guaraní,  los maquiritare, los mochica, los misak, los nasa, los nukak, los shuar, los ticuna, los toba, los tupí, los xacriaba, los pataxo, los nivacle, Los u'wa, los wanka, los wayuu, wichí, los mapuche, los inca, los quechua, los aimara.

 Todos ellos eran  participes de un ritual muy especial, que según la tradición oral de los abuelos quechua (El término “abuelos” es común en la jerga de las culturas nativas del Abya Yala y se refiere principalmente a ciertas personas de autoridad espiritual que por sus honorables  meritos  y contribuciones positivas a la vida social de sus comunidades, al llegar a la edad de un ciclo completo de vida -cincuentaidos años- son nombrados por antonomasia de esta forma. También el termino de “abuelos” puede ser un tanto más abstracto, ya que en general se usa para nombrar a todos aquellos hombres y mujeres que nos han precedido y que nos protegen y guían desde el mundo espiritual o del misterio),  tenía el efecto de guardar por algunos siglos, las grandes sabidurías y misterios de los pueblos originarios de este continente. En una placa de piedra labrada proveniente del  lugar de origen de cada pueblo según el caso, venían inscritos en suma los símbolos más importantes sus ciencias, su herencia espiritual, el secreto antiguo que la gran madre les habría encargado guardar y preservar. 

En aquel tiempo los pueblos de Abya Yala según la palabra de los sabios de muchas culturas originarias, estaban en constante contacto, no sólo por cuestiones meramente de comercio, sino también con fines rituales, sapienciales y culturales. No eran acaso pueblos aislados ni desentendidos del que compartía con ellos su entorno; sabían perfectamente quienes existían en este gran territorio desde las ocho esquinas de las dos confederaciones nativas que unían los hemisferios de nuestro planeta. Estos pueblos no tenían religiones, no adoraban a dioses, no buscaban imponer una ideología o culto sobre otros pues la espiritualidad predominante se basaba en la búsqueda del entendimiento y experimentación de las leyes universales. Los pueblos nativos de aquella época  en todo momento nos han enseñado a unificar nuestro sentir y  pensar en el espíritu,  y a comunicarlo por medio de manifestaciones culturales de carácter  científico-artístico-espirituales. Los sabios antiguos no hacían más que consultar todo con su corazón. El magno quehacer de la mujer y hombre originario es la búsqueda y el reconocimiento de la verdad en toda la naturaleza. La verdad  metafóricamente se entiende como la flor. Para el ser humano originario de cualquier época no existen las creencias. Con valor, el hombre verdadero debe enfrentarse a  sus dificultades encarando lo que a claras luces es evidente. La experimentación es la FE, la Fuerza Espiritual (FE con mayúsculas es un juego de palabras que hacen los abuelos nativos en nuestros tiempo para diferenciar pequeña “fe” la creencia ciega de la verdadera energía voluntariosa que nos enseña a vivir), del hombre y la mujer originarios. Nuestros ancestros no podrían imponer pensamientos inventados, pues para pueblos con gente despierta, el mundo habla por sí mismo. Todas las cosas tienen su tiempo y su espacio correcto para la visión de nuestros pueblos. Cómo imponer, por ejemplo, un “culto” llamado “A la izquierda el colibrí” (Huitzilopochtli), si dicho fenómeno cósmico, no era entendido como un dios; se manifestaba en la naturaleza con la llegada del solsticio de invierno. Lo que alrededor de estos fenómenos se desarrolló en la cultura nativa no tiene otro nombre que “ciencia poética”. Los hombres y mujeres originarios hablan el lenguaje de Dios que es para el ser humano la poesía. La realidad de nuestros abuelos es siempre manifiesta en el mundo del sueño florido (lucido), la metáfora. La poesía que hemos heredado de nuestras culturas del origen es cabal, integra y sólo describe la realidad tal como se percibe. Sus matices luminosos y oscuros sin restricción o tendencia, no le piden permiso a la moral o los estándares sociales de cada época, pues sus obras de arte fueron creadas para la posteridad, fueron creadas “echando un profundo vistazo al gran misterio que nos da la vida”. La  poesía del origen es camino de sangre para corazones entendidos, es libre, clara, verdadera.

Todos los presentes en el recinto se colocaron alrededor de la piedra de los orígenes; lugar en donde según la tradición Inca surgieron el primer padre; Manco Capak y la primera madre; Mama Ocllo. El ritual estaba por comenzar. Las Anna Colla; mujeres merecidas y vírgenes; dedicadas a servir a Tata Inti,  recibirían cada una las placas rituales de los pueblo y desnudas tendrían que bajar por la Chincana principal o túnel subterráneo del lago que según la leyenda conecta a nuestro mundo (Kay Pacha) con el mundo etéreo y subterráneo; el Uruk Pacha.  La isla del sol tiene innumerables túneles que no sólo la conectan con diferentes sitios de la antigua civilización incaica y tiawnacota de toda la actual Sudamérica, también según la palabra de los abuelos que aún habitan en la isla, existen túneles secretos cuyo lugar exacto aún no ha sido revelado que conectan nuestro mundo con reinos luminosos en donde habita gente parecida a nosotros. Se habla mucho hasta la fecha sobre los túneles subterráneos en Bolivia y Perú, existen muchas historias al respecto. En realidad estos complejos subterráneos existen desde mucho antes que la cultura humana se asentara en la región...

Continuará...

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