Teoamoxtli in yancuictlahtolli: El génesis de los antiguos mexicanos (Fragmento).
Autor: Ilhuilcamina Iztacuauhtzin (Seigunabi)
En proceso de creación
Primera manifestación
Doce voces floridas
1. Este es el libro sagrado de nuestros ancianos.
2. Esta es la nueva palabra de los hijos de Ixachitlan, polen indudable de la antigua palabra.
3. Palabra tejida generación tras generación frente al fogón del hogar, palabra florecida en el campo de batalla.
4. Palabra luminosa e infante que no se detendrá nunca, ni se humillará ante el silencio de la injusticia.
5. Palabra que es fruto de nopal, génesis de estrellas, cimiente del océano, piedra del hogar.
6. Palabra que es la flor y el canto de las águilas, de los ocelotes.3
7. Palabra que es testimonio de la gloria de Tula; su expresión y refinamiento.4
8. Palabra que está viva mientras que cada hijo de nuestro continente continúe mirándose a sí mismo en el espejo de obsidiana, continúe consultándolo todo con su corazón.
9. Palabra que nace de la experiencia de los más viejos.
10. Palabra transmitida con humilde alegría en la costumbre ritual de nuestros pueblos originarios.
11. Antigua palabra de sabiduría: montaña inagotable y generosa que ha sido dada por Ipalnemohuani5 sin distinción alguna a todos los hombres de todas las razas y de todos los pueblos del mundo.
12. Palabra que jamás se habrá de extinguir mientras que el ser humano exista sobre la tierra.
Segunda manifestación
Trece voces floridas
1. De esta forma es que los más viejos nos heredaron la visión del conocimiento profundo, de lo conocido sobre la naturaleza perceptible y no evidente de Tloque Nahuaque1, expresado en el conjunto de pensamientos cosmogónicos del Anáhuac llamado Toltecayotl2.
2. Conocimiento que fue transmitido por Teyocoyani3 a Señor y Señora humanidad4 antes de que se tomara la medida del tiempo, al comienzo de todas las eras solares.
3. Conocimiento presente en la memoria ancestral del hijo del ser humano verdadero.
4. Conocimiento que fue contenido en un libro sagrado compilado hace muchos siglos atrás por el sabio gobernante de Tollan-Xicocotitlan, Huematzin.5 Libro que se creyó perdido desde la época cuándo invadieron nuestras tierras los señores de la gran noche oscura6 y destruyeron nuestras honorables casas de estudio, nuestros centros de exploración astronómica y bibliotecas. Conocimiento presente en las páginas de este libro.
4. Conocimiento preservado hasta nuestros tiempos por los pueblos originarios; verdaderos guardianes de la sabiduría tolteca, a través de la costumbre: las matemáticas sagradas, el lenguaje, la tradición oral, el rito, las fiestas religiosas, las artes y la persistencia de las forma de vida autóctonas, en sus comunidades.
5. Conocimiento silencioso dentro de la instrucción cotidiana y el ejemplo moral de nuestros queridos padrecitos y madrecitas, en la sublime rebeldía de los pueblos nativos de Ixachitlan y en la venerable tenacidad de sus luchadores sociales y sus guías espirituales por sobre sus propios aciertos y errores humanos.
6. Conocimiento florido en la poesía de nuestros cantos de alabanzas, dirigidos a los teteo imixiptlahuan: las imágenes de los altares que representan a todas las advocaciones de Moyocoyani, tanto de la costumbre ancestral como del culto sincretico.7
7. Conocimiento solemne y gozoso, presente en el rezo con los pies de la danza de la tradición, de la danza de conquista, de la danza conchera, de la danza mexicah, de las danzas regionales.8
8. Conocimiento vital de los tlamatinis9 que aún realizan ofrendas de pagamento a los espíritus, manteniendo el equilibrio entre el mundo anímico y el mundo de los hombres.
7.Conocimiento de la herencia espiritual y la historia cultural que aún se escribe en los lugares donde nuestros tatas escondieron la sapiencia de sus libros sagrados: en el sincretismo con los santos católicos y sus templos, encubierto en los libros y códices originarios o los adulterados por “los señores de la gran noche oscura” para intentar evangelizar a nuestra gente, en la permanencia de los calendarios anahuacas, en los lienzos y atuendos autóctonos tejidos por nuestras madrecitas, en las expresiones plásticas que honran a Yohualli Ehecatl10 trabajadas por nuestros artífices, en la palabra florida del nuevo hombre tolteca, del hijo del ser humano verdadero, heredero innegable del conocimiento sagrado de la estirpe anahuaca, que se mira a sí mismo en las raíces ancestrales de todas las razas y de todos los pueblos originarios de la Tierra, buscando hacer de su hogar, de nuestra casa común, un lugar digno para la vida.
8. Conocimiento reverdecido, presente en las formas de agricultura autóctonas, promovidas por el hermano que labra la tierra.
9. Conocimiento sagrado que moja los campos y hace crecer los mantenimientos: el maíz, la papa, el camote, la chía, el frijol, y otros alimentos nativos que nos nutren y nos relacionan íntimamente con la energía de nuestros orígenes, con la energía de nuestros ancestros.
10. Conocimiento natural del tepahtiani11, sabedor de las plantas medicinales que crecen en el monte: casa sagrada de Tlalocantecuhtli12, y nos curan con el amor incondicional de Tonantzin Tlazolteotl.13
11. Conocimiento límpido de nuestra madre Chalchitlicue14, misterio que alienta a los ríos, a los lagos y mares, nos forma como hombres de la tierra y embellece nuestra percepción humana.
12. Conocimiento fundamental sobre nuestros territorios sagrados: los lugares de reunión espiritual donde brota o se reduce el teotl15, la manifestación fundamental de Ometeotl.16
13. De esta forma es que se ha preservado el conocimiento de nuestros orígenes, de esta manera, gracias a nuestro incansablemente legado de resistencia es que ahora se lee dentro de estas páginas; conocimiento que no es sólo de quien lo escribe o de quien lo predica, es conocimiento mancomunado de los ancianos sabios de Ixachitlan de todo territorio y de todos los tiempos, conocimiento que habla sobre el perpetuo ciclo de Quetzalcóatl, conocimiento que habremos de compartir con nuestros actos a los corazones ajenos para podernos llamar merecedores representantes de la sabiduría tolteca, para labrar como piedra jade preciosa a cada corazón: nuestra gran obra como hijos del ser humano verdadero, al aprender y compartir la herencia inmemorial del Anáhuac y vivir con dignidad y rectitud nuestra vida hasta reencontrarnos con la perfecta rigidez y retornar a la casa del árbol quebrado. Retornar a Tamoanchan: la casa del deceso.
Tercera manifestación
Cinco voces floridas
1. Esto es lo que se sabe, lo que se conoce, de cómo fue que Senyocoyanemini Omeyotl1 dio color y sangre a todo lo que es mortal.
2. Desde Xochitlicacan2, se engendró la semilla, Tlacapillachihualoyan3 es el nombre de su vientre, en el lugar del plumón de la garza azul se gestó el corazón del hombre, cada pensamiento del creador es un latido, cada latido es una entidad viviente de naturaleza divina.
3. El gran corazón de la vida fue engendrado en el tianquiztli4, un solo gran latido es su divina expresión. Corazón del cielo y corazón de la tierra tienen su entrecruzamiento en el Mamahualiztli5. El temblor de la tierra es trueno del cielo, el trueno del cielo es el temblor de la tierra; no existe diferencia entre ellos, el hogar de Tonantzin Coatlicue6, está en el treceavo techo celeste, el hogar de Tonantzin Coatlicue está en el noveno piso del inframundo; toda tierra es su vientre, todo cielo es su vientre, todo horizonte es su vientre, el hogar del hijo del ser humano verdadero está en el vientre de nuestra venerada madrecita.
4. Apenas hemos salido de Tamoanchan, apenas hemos sido paridos sobre el petate de serpientes, apenas hemos nacido y ya estamos a punto de partir, a punto de retornar a la casa del origen. En verdad nada muere, nada existe, en verdad sólo somos un latido del gran corazón de la vida. Toda tierra es su tierra, todo cielo es su cielo; en verdad somos libres, en verdad somos niños pequeños a su cuidado, en verdad somos sus hijos cuando cuidamos de ella, en verdad todavía no existimos, en verdad nunca hemos salido de su vientre. Este es su misterio, este es el misterio de las transformaciones.
5. ¡Despertad, hijo del ser humano verdadero! En verdad habitas en la casa del aliento silencioso, la casa del viento de la noche, en verdad habitas en la casa del sumo árbitro, el burlador de la gente, el enemigo, en verdad todo es una ilusión de aquel de quien todos somos siervos: de eso que toda la gente tiene dentro; en verdad se burla, se ríe de nosotros, nuestro querido padre, el señor Tezcatlipoca, en verdad todos somos reflejo de sus colores y de sus sombras, de su calor y sus tinieblas, en verdad no existimos en la tierra, en verdad apenas hemos nacido y ya estamos muriendo, no es verdad que venimos a vivir a la tierra, no es verdad que venimos a la tierra a saber vivir, venimos a la tierra a morir, venimos a la tierra a aprender a morir. No es por la forma de vivir que se retorna a Xochitlalpan, es por la forma de morir que existe algún retorno.
Cuarta manifestación
Once voces floridas
1. Este es el primer testimonio de nuestros ancianos; discurso de abundantes flores, discurso de humedad y niebla, sabiduría recolectada desde la voz sigilosa del fuego. Esto es lo que se cuenta, ocurrió antes de que existiese el tiempo, antes de creados los hombres, antes de creados los teteo1, cuando sólo existía el Corazón de jade: Gran madre, Gran padre, Señor Dual, Señora Dual, Dos anciano, Dos anciana, Corazón del cielo, Corazón de la tierra, Antigua esencia original1, flotando en la inmensidad oscura plagada de entes no expresados, de bestias impronunciables sin sangre ni color.
2. En esa penumbra solo resplandecían los ojos adormilados de fuerzas deformes que al abrir y cerrarse centelleaban con una luz falsa, centellaban como lo hace el reflejo titilante de las estrellas muertas en el infinito abismo de la jícara celeste.
3. Entre la cerrazón y el desconcierto, se movían de un lugar a otro Uey Tahtzin Tonacatecutli2 y Uey Nantzin Tonacacihuatl3 revestidos de sus naguales que eran dos serpientes preciosas: una resplandecía cual obsidiana pulida y la otra brillaba deslumbrante como turquesa finamente labrada.
4. Alguna vez se toparon con un espíritu salvaje e inconmensurable al que ataron con dos mecates gruesos, lo domesticaron y le pusieron por nombre Cipactli.3
5. Cipactli era temible, tenía dieciocho cuerpos unidos de sus coyunturas por nueve bocas y cuatrocientos ojos entreabiertos, repartidos por todos sus cuerpos deformes.
6. Durante largo tiempo se desplazaron por aquellos abismos, guiados por el movimiento que emitía Cipactli.
7. Un día, Omecihuatl, sintió compasión por aquellas fuerzas sin discurso, sin forma, y con el corazón lleno de generosidad, se atrevió a acariciar a una.
8. La inteligencia suprema: el Tonalli in Nahual4, le dio un nombre y un propósito al nuevo ser que se posó en el vacío con flamante fulgor y belleza.
9. Conmovido por este descubrimiento, Ometecuhtli sin tardanza le dio su cariño a otro de esos seres y se complació al ver el resultado de esta nueva labor evolutiva.
10. Así fue como se fueron conformando los objetos astronómicos que se contemplan suspendidos en el espacio sempiterno.
11. Inquieto e insatisfecho por saber que aquella obra jamás llegaría a su conclusión, Yoloilhuical5, clavando en el surco de la milpa su coa radiante, se unió en puro y verdadero acto sexual. Yolotlal6, recibió entonces el rocío sutil de la primera creación.
Continuará...