El canto del ülkantufe: Una mirada cíclica a la historia del pueblo Mapuche a través de su poesía (Artículo).
Autor: Gerardo del Río Olivera
Para Revista Cultural Aire año 2014
“Nuestros Mayores dicen que el primer espíritu mapuche vino arrojado desde el Azul, pero no de cualquier Azul sino del Azul del Oriente. Y como en nuestra tierra no había nada que lograra un Azul homogéneo, nos decían que el Azul existía en el oriente y en el espíritu y en el corazón de cada uno de nosotros. Y que cuando nuestra energía abandona nuestro cuerpo (que se transforma en agua, aire, fuego, tierra, verdor), se dirige hacia el poniente para llamar a Nontufe, el Balsero de la muerte, y así cruzar el Río de las Lágrimas para reunirse con las energías de los recién fallecidos y juntos retornar al lugar de origen: el Azul del Oriente, completando así el círculo Azul de la vida”.
Conversando desde la diversidad que es una –mi-historia personal
Elicura Chihuailaf Nahuelpan: Oralitor
En la actual región sur de Argentina y Chile, se encuentra la ancestral Araucanía o Wellmapu (nación mapuche), una de las pocas naciones originarias en América que España oficialmente nunca pudo vencer y con la que tenía más de treinta y tres acuerdos de paz delimitando sus fronteras territoriales a partir del río Bio bio.
Hacia el año de 1569, en su canto “la araucana” Alonso de Ercilla le dedicó estás palabras:
“La gente que produce es tan granada
Tan soberbia, gallarda y belicosa
Que no ha sido por rey jamás regida
Ni por extranjero sometida”
El pueblo Mapuche, pueblo resistente a las pruebas del tiempo ha expresado sus sentires a través del ül o canto. El ülkantu o “acto de cantar”, el pueblo mapuche lo practica principalmente en contextos rituales, sentimentales, sociales, festivos, laborales. Los ül junto a los epeu (relatos), koneu (adivinanzas) y los nütram (discurso referencial y cotidiano), forman parte de la etno-literatura mapuche.
El ülkatufe (cantor poeta) lejano a los parámetros de la literatura occidental no fue auto referencial sino hasta hace apenas poco tiempo con la nueva ola de poetas mapuches contemporáneos. A pesar de seguirse renovado, en la actualidad la poesía mapuche aún se rige por normas grupales de identidad y participación propias de sociedades caracterizadas por el grado de uniformidad, tradicionalismo y estabilidad en sus pautas culturales, que producen textos circunstanciales, variables, multiformes y dependientes de códigos no verbales, como el ritmo, la melodía o la situación.
En negros nubarrones el viento norte/ su presagio de muerte trae/. El convulsionado mar/ tres carabelas arroja/ azotando valles y montañas. / (...)/ Salvajes manos de ojos de acero/ del winca invasor/ cortan las vísceras/ de las hijas de la tierra/ en violaciones que inmolan/ la cruz y el imperio.
Reyén Kuyeh. “Colonización.”
Aunque cada poeta mapuche se dice transmisor del pensamiento tradicional, existe por antonomasia una tendencia a expresar el sentido y fuerza testifical en forma de denuncia para evidenciar los abusos del winca (blanco) español o posteriormente el mestizo de las republicas latinoamericanas que se empecinaron en acabar con su cultura por medio de la fuerza, el pillaje o incluso de la educación pública. Un transitar trágico por la historia de ayer y hoy:
“Mis manos no quisieron escribir/ las palabras/ de un profesor viejo. /Mi mano se negó a escribir/ aquello que no me pertenecía/ Me dijo: / “debes ser silencio que nace”/ Mi mano/ me dijo que el mundo/ no se podía escribir.”
Leonel Lienlaf “Rebelión.”
La poesía etno-cultural mapuche ha expuesto la complejidad del contacto interétnico e intercultural evidenciando principalmente la aculturación forzada, la discriminación, la injusticia social, el etnocidio, la castrante educación religiosa, la desigualdad socio-étnica, poniendo al descubierto las inconsistencias etnocentristas preponderantes:
“Hay chilenos que dicen / que si soy indígena/ por qué entonces, uso jeans/. A mí me dan ganas de responder/ que ni él ni yo somos made in usa/. Pero miro sus cuencas vacías de sus ojos/ y me quedo en silencio/ por ahora.”
Edwin Quintupil “Hay chilenos que dicen.”
La usurpación al territorio originario, trae como consecuencia la conciencia de ser dominados políticamente y reconocer la desventaja social frente al poder institucional de las naciones hispanoamericanas.
“Nadie, nada hay en esta Tierra/ que pueda darme una respuesta/ La serpiente Kay Kay me acerca al sol/ ¿es tan breve la vida?, le digo/. Entrando va mi espíritu en la blancura del volcán/ pero ay, Ngnechen, en este sueño amargo/ mi corazón elige perderse entre las nubes.
Elicura Chihuailaf Nahuelpan
Parece un contrasueño la ciudad
Así es como de entre la neblina surge la imagen del mapuche abandonado en la gran urbe, del “naufrago” perdido en la isla de los desencantos y sinsabores de aquellas ciudades criollas que tanto rechazan y niegan su existencia. Ante la negrura abismal de la desculturización y el individualismo capitalista, surge una razón; en su interior nace la conciencia de que si algo le pertenece en esta vida, es apenas la luz de un recuerdo colectivo, que es la verdad de sus orígenes:
“Mudo es tu recuerdo, Padre, que me hace vivir/ de la sangre cuajada de tu abandono. / Náufrago de mí mismo en tu geometría de voces/ enterradas, guardo el trigo de tu última cosecha/ para fermentarlo en los cántaros/ negros del silencio. / Nada tengo. / Sino fuerzas/ para arrebatarle al vacío, lo que por derecho/ pertenece a la memoria.”
Bernardo Colipán Filgueira
Naufrago de mi mismo en una geometría de voces enterradas
Las palabras de los pillanes o antepasados irrumpen en cada amanecer que se renueva, como el antu o ciclo solar que baña a Mapu Ñuke, madre generosa y protectora, emergen entonces a través del universo mítico, en los sueños y en el canto del machi (chaman); emergen para invocar quizá el auxilio del legendario Lautaro, quien cabalgando sobre la palabra y la música ceremonial les recuerde, retumbando el suelo y los corazones, cual es la misión ancestral de su gente:
“Tus palabras son como el sonido del Kultrún/ me están diciendo mis antepasados/ pues se sujetan en el misterio de la sabiduría/ Por eso con tu lenguaje florido conversarás/ con los amigos/ e iras a parlamentar con los winkas/ Montado sobre un arcoíris viajo por el mundo/ los cuatro dueños del viento me acompañan/ Tal vez en las nubes deba combatir/ contra nuestros enemigos –voy pensando/ tal vez un día con sangre pintaré/ los caminos de mi pueblo.
Elicura Chihuailaf Nahuelpan
Así transcurren mis sueños, mis visiones
Y es así que sin importar el tiempo o la circunstancia espacial del territorio limitado a las cenizas de lo que fueron flores, el ciclismo azul de la poesía mapuche continua en el ülkatufe, que hoy en día lleva su canto a los términos de la palabra escrita pero sin dejar de entenderla como esencialmente oral y didáctica, para continuar con su herencia y su misión étnica, asumiéndose no sólo como portavoz de la denuncia de sus coterráneos sino también la voz misma de una cosmovisión ancestral, un legado que nunca a de perecer:}
“Kallfu me decía mi abuelo/ y me ofrece su voz y su trompe. / Kallfu me decía mi abuela/ y me trae flores de manzanos/ Azul me dicen mis padres/ Kalful les digo a mis hijas/ Azul en el Azul es que rige el Alma de mi pueblo.
Elicura Chihuailaf Nahuelpan
El infinito me digo