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Sacrosanto Narco-Estado: Corrupción e impunidad, el pan y el vino en México. (Artículo).
 
 
 
 
 

 

 

 

 

Autor: Gerardo del Río Olivera

Para Revista Cultural Aire.​ Año 2014

Sacrosanto Narco-Estado: Corrupción e impunidad, el pan y el vino en Michoacán.

“Luz bendita de la noche, defensor de los enfermos, San Nazario Santo Nuestro, siempre a  ti yo me encomiendo”. Rezaba la oración popular en honor al “más loco” o mejor dicho al “Chayo”: Nazario Moreno, que murió en el sexenio de Felipe Calderón con la “Familia michoacana”  y que luego “resucitó” como caballero templario en el gobierno de Peña Nieto y que en hechos recientes, según declaraciones de la Marina, presuntamente ha sido abatido (sí, así es querido lector, nuevamente, y ojala no vuelva a resucitar). Como todo buen mesías buscaba “reinar por los siglos de los siglos”; su reino no era “invisible” como se pudiera creer, su reino era bastante visible, su reino era el Narco-Estado de Michoacán; lugar donde a pesar de todo lo dicho y desde ya hace muchos años, empresas transnacionales y principalmente las narco-empresas del crimen organizado se han dado un festín al abrigo de un inmóvil aparato judicial por la progresiva ausencia del Estado de Derecho; consecuencia lógica dado el grado de corrupción e impunidad reinante no sólo en dicho territorio sino en prácticamente todo el país. Quizá el gobierno de la república desde hace tiempo se ha convertido en una maquinaría inoperable a la orden de cualquier política neoliberal y narco política, un Estado que es tan sólo instrumento de oligarquías que a través de sus poderes fácticos se disputan con voracidad la hegemonía de la “gerencia” de este Estado periférico coordinado por la mano oculta del capitalismo central.

La creación y fortalecimiento paulatino de las autodefensas en Michoacán ante la actuación ambigua de las autoridades municipales, estatales e incluso federales para garantizar la paz y el orden en el lugar, sólo dejan al descubierto la incapacidad del Gobierno de Peña Nieto para tomar decisiones correctas y aplicarlas con el consenso y satisfacción de la opinión pública, en una crisis social que exige mucho más que el manejo clásico que el PRI en el poder viene profesando desde hace tantas décadas, y del que presumía en toda la campaña presidencial del 2012 haber mudado con la consigna de autodenominarse “el nuevo PRI”, que lo único que hizo para “cambiar” fue poner a políticos jóvenes e inexpertos como imagen y pancarta mediática, mientras atrás de ellos el arcaico PRI actualmente intenta gobernar con la venda de la necedad en los ojos y factiblemente lleno de compromisos con aquellos que lo hicieron retornar al poder, creyendo que aún vive en esa época de represión, autoritarismo e irracionalidad, que con ambición rampante esgrime sin darse cuenta que los tiempos están cambiando.

Un colmo risorio de estos hechos fue (por qué no decirlo, nuevamente,) el uso indebido de los medios de comunicación; particularmente de la televisora más grande de México, para tergiversar en aquel momento las palabras de uno de los líderes del consejo de las autodefensas en Michoacán, el Dr. José Manuel Míreles, para alentar al desarme de las mismas. El déficit de legitimidad del Estado y sus instituciones parece agravarse de forma dramática día con día, pues está claro que el gobierno en su tradicional actuación aún no sabe cómo censurar tantas noticias incomodas que se le filtran a través de la internet.

En síntesis podríamos afirmar que la insistente implantación del modelo económico neoliberal, basado en la apertura externa, el sistema corporativo autoritario heredado por el nacionalismo revolucionario y una ineficiencia crónica para aplicar la justicia en el país, han sido los principales ejes para el fortalecimiento de este Narco-Estado.

Estados Unidos por su parte,  que “sospechosamente” ya ha calificado en varias ocasiones a México como un “Estado Fallido”, en declaraciones recientes sobre el caso particular de las Autodefensas en Michoacán ha demostrado su “preocupación” (curiosamente ahora parece más preocupado de las autodefensas que de los cárteles)  sobre el tema e incluso se ha ofrecido a  intervenir “si es que el gobierno mexicano así se lo pidiese.”

Y es así, como suele pasar en la política mexicana, que los hechos cada vez se enrarecen un poco más. Las especulaciones sobre cómo es que se armaron las autodefensas, van desde las teorías difundidas en internet por los mismo caballeros templarios; de que recibieron ayuda de sus carteles enemigos (particularmente del Cártel Jalisco Nueva Generación), hasta teorías conspiratorias más elaboradas (no por esto infundadas, cabe señalar) como la del Periodista y Escritor Uruguayo Carlos Fazio quien dice que fue el mismo gobierno el que primero que nada armó a los cárteles, y en el caso de Michoacán que incluso pudo armar a algunas supuestas autodefensas pues  según Fazio se pretendía hacer de este Estado el “laboratorio peñista” para la transición a una nueva etapa de “refuncionalización” del territorio en donde el neoliberalismo será el próximo protagonista. La intención principal, según el autor de “terrorismo mediático”, es criminalizar a las policías comunitarias y autodefensas, manipulando la información para hacerlos parecer como simples grupos armados, relacionados con carteles de la droga en disputa por el territorio o vincularlos con movimientos de insurgencia. La paramilitarización de la zona en este caso le permitiría  al gobierno ir en contra de grupos de autodefensa y policías comunitarias legítimas, con la finalidad de acabar con las autonomías locales para posteriormente privatizar aquellos territorios que estuvieron en conflicto. Lo cierto es que si tal como afirma el analista esa fue la idea inicial, entonces las cosas se le fueron saliendo de control al gobierno. La violencia en Michoacán está hasta el tope y en general la imagen pública de los grupos de autodefensa sigue siendo positiva a diferencia de la del gobierno Federal. Si esa fue la estrategia trazada por el ex asesor externo en tema de seguridad del gobierno de Peña Nieto; el General Colombiano Oscar Naranjo Trujillo, entonces quizá ahora podemos entender porque es que al fin ha “cumplido” con su función en México y se ha regresado a su país.

Y en tanto la casa arde en llamas; EPN en el Foro Económico Mundial, en Davos, Suiza,  se vio forzado a referirse al tema de Michoacán y de las autodefensas, muy a su pesar, pues al parecer de lo único que quiere hablar siempre que sale del país es sobre esas “deslumbrantes joyas de la corona” en vísperas de privatización: sus reformas estructurales. Aceptando a medias y de forma imprecisa la realidad de la violencia en México el mandatario afirmó “la violencia no es privativa de México, es privativa de toda la región de Latino América”, para luego hablar de estadísticas “Sin que esto suene a una afirmación triunfalista, sí podemos observar (que) a un año dos meses de distancia (…) ha habido una disminución real de prácticamente 30% de homicidios vinculados al crimen organizado. Pero todavía con camino por andar para asegurar las condiciones de seguridad y de tranquilidad que demanda México”, afirmó.

De lo concerniente a las autodefensas se remitió a referir: “El Estado ha reaccionado. El gobierno federal ha convocado a aquellos (miembros de las autodefensas) que genuinamente quieran participar en las tareas de seguridad, a que lo hagan atendiendo a los principios y a la formalidad que prevé la ley.” 

El ocho de noviembre del año pasado, el Secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong dio a conocer los puntos para combatir la criminalidad en Michoacán los cuales son:

1)Prevenir el delito, 2) buscar un sistema de justicia eficaz, 3) profesionalizar a los policías, 4) transformar el sistema penitenciario, 5) promover la participación ciudadana, 6) aumentar la cooperación internacional, 7) informar a los ciudadanos, 8) elevar la coordinación entre niveles de gobierno, 9) dividir el país por regiones, 10) fortalecer las tareas de inteligencia.

Meses después, a principios del mes de Febrero EPN enunció los cinco ejes para el desarrollo integral de Michoacán que con una inversión de 45, 500 millones de pesos buscan ser aplicados en el caso Michoacán y que en este primera etapa le ha valido un escepticismo generalizado entre sus opositores. Los ejes son:

1) Economía familiar y empleos, 2) educación y cultura para la prosperidad, 3) infraestructura moderna y vivienda digna, 4) salud y seguridad social, 5) desarrollo social y sustentabilidad.

Podemos ver con estas acciones que el gobierno Federal aún sigue sin detallar cómo es que esos puntos podrían resolver o por lo menos disminuir al crimen organizado, ni mucho menos hablar siquiera de la corrupción interna en el Estado y sus poderes que evidentemente si no se ataca en principio de cuentas, va a obscurecer cualquier tipo de acción por eficaz que ésta sea.

Con bombo y platillo se anunció la captura del Chapo Guzmán ante la suspicacia casi unánime del pueblo mexicano, que definitivamente hizo sonar su opinión con ese toque creativo, categórico y sarcástico que tanto caracterizan a las redes sociales,  por mucho que los medios de comunicación de mayor difusión intentaran construir la noticia como si se tratase de un gran triunfo de parte de Gobierno de EPN (Justo después de que el Ejecutivo Federal presuntamente comprara  la portada de la revista TIMES, con su retrato y la leyenda de salvando a México), para cambiar la percepción negativa de las grandes masas. Las imágenes fugaces de un personaje con un perfil muy disminuido para ser el criminal más buscado del mundo fue lo que se presentó ante los medios; un Chapo Guzmán al que  aún no se le ha realizado una sola entrevista. Aparentemente  a través de la ponderación de este evento se quiere pasar por alto y hacer olvidar el hecho de que el mismo gobierno de Enrique Peña Nieto hace apenas unos meses dejó en libertad al gran narcotraficante Caro Quintero, “el narco de los narcos”, como le apodaban; quien fuera en los años ochentas ni más ni menos que jefe del Chapo Guzmán y que sin problemas puede volver a operar en el Cartel de Sinaloa ya que en sí la estructura criminal de dicha organización no cayó junto con el capo y a decir verdad permanece intacta.         

Como se puede apreciar, nuevamente aparecen esas arcaicas estrategias tan comunes en la política mexicana, en la que el gobierno se “lava las manos”, con las que  EPN se empeña en fabricar a “los malos del cuento” como si la vida fuera una película de policías y ladrones, sin atreverse ir hacia el problema de fondo que afecta en Sinaloa, en Michoacán y en todo Narco-Estado: la corrupción y la impunidad dentro del gobierno que evidentemente son la principal causa para que el crimen organizado aún reine con brazo de hierro todos los territorios usurpados del país.

Policías Estatales y locales tan coludidos con los narcos que incluso hasta secuestran y extorsionan civiles en nombre de agrupaciones criminales, los nexos íntimos de los líderes del gobierno estatal de Michoacán con  las principales cabezas de los Templarios, el enriquecimiento ilícito de una larga lista de funcionarios públicos, el contrabando de recursos naturales por parte de las narco empresas que ya hasta se han dado el lujo de exportar al extranjero; principalmente a China, el testimonio desgarrador de tantos familiares de gente desaparecida y muchas otras informaciones que han trascendido a la luz pública, gracias a los pocos medios de comunicación libres que aún quedan en el país,  y de lo cual el gobierno Federal, como es su costumbre, no tiene nada que declarar al respecto, son el reclamo unánime de un pueblo más lúcido que ya no sólo ruega a su gobierno por justicia, sino que después de tanto sufrimiento y muerte por fin está entendiendo que es en él mismo donde reside su soberanía y la fuerza necesaria para hacer valer sus derechos y darse a respetar.

Un pueblo dispuesto a luchar por su propio cambio. 

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